//El 19 de marzo de 1592 se aprobaron las ‘Ordenanzas de la Hermandad y Cofradía de los Abogados de Valladolid’, germen del actual colegio profesional//

La hermandad velaba tanto por los compañeros de profesión como por impartir justicia con honestidad y por el respeto de los derechos del reo

El Colegio de Abogados de Valladolid (ICAVA) cumple este domingo 425 años de historia. La corporación de letrados de la ciudad nacía el 19 de marzo de 1592, fecha en la que fueron confirmadas y aprobadas las ‘Ordenanzas de la Hermandad y Cofradía de los Abogados de Valladolid’, que velaba tanto por los compañeros de profesión como por que se impartiese justicia con honestidad y por que se respetasen los derechos del reo.

El acuerdo rubricado en 1592 reflejaba en su texto el compromiso de los abogados de Valladolid a favor de los derechos de los reos. Una diputación de letrados, elegida por sus compañeros, velaba por “la buena asistencia y necesidades de los presos y para que visitando el semanero, una vez al menos por semana la cárcel, diese cuenta al oidor para el remedio, respecto a las faltas que notaran en el servicio o dependencia interior, en la enfermería, médico, cirujano, despensero; vigilando especialmente sobre el beneficio de los pobres así en lo corporal como en lo espiritual”.

Además, los abogados de la época también se preocuparon por el colectivo y se organizaron para atender a los compañeros en caso de que cayesen en la pobreza. “Al servicio de los pobres de esta Corte y Cárcel Real y para que usen de la caridad y amor que se deben tener mutuamente en el caso de que algún abogado viniera a pobreza, recordando la obligación en que están los demás de socorrerle con la limosna que fuera de su agrado hecha con decoroso secreto y en la forma y por la orden que al Decano pareciera o ya procurándole algún oficio para su remedio”, recoge el texto.

Fueron los Reyes Católicos quienes sembraron la semilla del Colegio de Abogados de Valladolid a finales del siglo XV en la Chancillería, donde la lápida de mármol de la fachada ya rezaba: “Esta es una casa sagrada, un templo de la paz y de las leyes donde se guarda toda Justicia, dando a todos lo que es de derecho y les pertenece, como son Justicia, pena y seguridad”.

Más tarde, los abogados vallisoletanos de finales del siglo XVI impulsaron los valores sobre los que se asentó la nueva sociedad de la época: el humanismo, la solidaridad y la justicia.