Enrique Arranz en una foto del Diario de Soria

IN MEMORIAM DE ENRIQUE ARRANZ SANZ MUÑECAS

 Hace unas horas recibimos todos los miembros del Consejo de Abogados de Castilla y León el correo electrónico de nuestra querida Decana del Colegio de Abogados de Soria, Doña Soledad Borque anunciándonos el fallecimiento de Don Enrique Arranz Muñecas, quien fuera Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Soria, Consejero de este Consejo y  también del Consejo General de la Abogacía.

La muerte del ser querido siempre es dolorosa, pero cuando pierdes al amigo, al consejero, a aquél a quien siempre quisiste imitar y de quien anhelaste aprender, se torna doblemente triste,  buscando su recuerdo para aliviar la pena que su perdida nos supone.

Don Enrique Arranz Muñecas, destacó por su impecable trayectoria profesional, reconocida por todos sus compañeros y los foros donde dejó muestra de su magisterio y, sobre todo, de su calidad humana.

Ungido con el don de la palabra, de la oratoria precisa  y de la elocuencia, formó parte de una casta de abogados que debiéramos considerar especies protegidas y que siempre reclamaron parala Abogacíasu papel primordial enla Administraciónde Justicia, el papel que le corresponde, demandando siempre la defensa de los más desfavorecidos.

Fue Don Enrique un  caballero de la toga, dignificando y ennobleciendo la abogacía, amparado en los más rancios principios humanistas, morales y deontológicos que siempre deben presidir la actuación del abogado.

En el Consejo de la Abogacía de Castilla y León fue un referente de mesura, discreción y sano juicio. Sus acertadas opiniones evidenciaban su probidad, su formación, su ciencia y técnica jurídicas; aunque si hubiera algo que destacar sería su humildad.

Despedimos a un gran hombre, menudo, pero con un enorme corazón, que nos distinguió a todos con su amistad, lealtad, deferencia y siempre trato cortés.

Hoy es un día triste para la Abogacía de Castilla y León, despedimos a un ser excepcional al que recordaremos como aquél menudo y a la vez grande de entre los insignes caballeros de la toga que dignifican y ennoblecen día a día nuestra profesión en la Comunidad.

Enrique, fuiste un hombre de profundas convicciones cristianas, al qué Dios, no nos cabe duda, ya  te ha  acogido en su seno. Querido Enrique, enla Abogacía Castellanoy Leonesa te encuentras en lo más alto, siempre te recordaremos por haber hecho nuestra profesión más noble y más digna con tu diario ejemplo, tu honradez y tu dignidad.

Hoy el Consejo de la Abogacía de Castilla y León, está de luto porque nos ha dejado uno de los nuestros, de los más grandes, y desde estas líneas queremos unirnos al dolor de su Colegio de Abogados de Soria y al de su familia, por tan irreparable pérdida.

Un abrazo muy fuerte de toda la Abogacía de Castilla y León que tanto te debe y a la que tanto enseñaste.

EL CONSEJO DE LA ABOGACÍA DE CASTILLA Y LEÓN