Hoy concluye mi actividad como presidente del CACYL. Damos la bienvenida a nuestro presidente Fernando Rodríguez Santocildes, electo en las elecciones al Consejo y a quien deseo lo mejor como máximo representante de la abogacía de Castilla y León.
Permitidme unas breves palabras de agradecimiento a los decanos y consejeros no decanos, con quienes he tenido oportunidad de compartir en el Consejo estos ocho años de mi mandato y a quienes expreso gratitud por su trabajo, ayuda, colaboración, respeto y empatía. Todos hemos asumido la función del Consejo, en procura de un trabajo en beneficio del colectivo.
Nuestra institución —como en alguna ocasión he manifestado, en tierra de nadie y en tierra de todos en la región más grande de Europa, entre los colegios de la Abogacía o de Abogados y el Consejo General—, ha ido abriendo caminos de visibilidad, protagonismo social, cohesión e integración territorial. Con mucho esfuerzo y persistencia, hoy podemos afirmar que, en opinión de muchos, el CACYL ha sido útil y ha servido y sirve a muchos compañeros/as en campos tan importantes como la formación y la deontología. También siendo voz y altavoz de los problemas del colectivo ante la sociedad y la Administración de Justicia, con reivindicaciones eternas por la dignidad profesional y la situación del Turno de Oficio, denunciando siempre la afrenta permanente del poder político con nuestros abogados. Son ellos quienes sostienen con su trabajo y responsabilidad la Justicia Social y no son correspondidos con indemnizaciones acordes al coste de sus servicios y, en tantas ocasiones, no son retribuidos por actuaciones profesionales que realizan. Mi respeto a los compañeros/as que sostienen el servicio público de Justicia.
No pretendo hacer ningún balance de este periodo, ello queda para los demás y para la historia. Quiero pensar que ha sido una etapa positiva, puedo afirmar que he procurado representar a la profesión y a los compañeros con responsabilidad, cercanía y consciente de los problemas de la profesión, de lo difícil del trabajo del día a día. Me llevo la satisfacción personal de haber cumplido con mis obligaciones y funciones en nombre de los compañeros/as. Si en alguna ocasión no fue así, expreso disculpas.
El CACYL, como otras instituciones de la abogacía, es de los abogados/as. Debemos contribuir y colaborar para beneficio de todos y de la sociedad, con libertad e independencia y unidad para afrontar los desafíos —no pocos— a que nos llevan los nuevos tiempos, la nueva estructura judicial, las tecnologías y la inteligencia artificial. Hemos de reforzar nuestras instituciones para seguir ofreciendo a la sociedad seguridad y ejemplaridad. La abogacía históricamente ha sido vanguardia en los avances de la sociedad, y para ello debemos contribuir con lo mejor de cada uno para lograr lo mejor para todos y para la convivencia social.
No quiero terminar estos apuntes sin mostrar mi agradecimiento a los trabajadores del CACYL, a las personas que me han acompañado en este tiempo: administrativos, comunicación, letrados del Consejo, personal de los colegios de la Abogacía… Todos hemos conformado un equipo de personas para hacer grande el CACYL como institución al servicio de los abogados/as y de los ciudadanos.
Gracias por tanto y por todo.
Julio Sanz Orejudo
Presidente del Consejo de la Abogacía de Castilla y León